lunes, 27 de septiembre de 2010

Sobre políticas...

O sobre los políticos, no sé.
Parece mentira el poder que tienen unos cuantos para enfrentar a todos los demás (y por otro lado para fomentar diálogos interesantes y revigorizantes entre personas de diferentes ideas).
Aquí estoy, ocupando mi tiempo en opinar sobre algo que no me parece lo suficientemente importante en sí, pero que deja a la vista descaradamente lo que le importa a la clase política de sus votantes: SU VOTO. No su seguridad, alimentación, sanidad, educación, economía, valores, creencias, independencia, libertad, futuro...sólo su voto. Supongo que habrá políticos que realmente trabajen para los que les pagamos, que realmente quieran mejorar las cosas y es cierto que sólo con querer no se pueden hacer las cosas, pero un poco de esfuerzo y coherencia ayudan mucho.
No me parece bien, (y aquí entra mi propia escala de valores, aunque supongo que hay gente que la comparte, por lo menos parcialmente) que un político pueda utilizar una demanda popular, un deseo del pueblo, para su propio beneficio, pero lo hacen descaradamente.
En este caso particular me refiero a los toros en Catalunya, no porque sea en Catalunya, sino porque en Catalunya se ha dado el caso más descaradso de abuso a la confianza de los votantes, según mi parecer. Se han prohibido las corridas de toros porque un grupo de personas llevó la propuesta a votación a causa del sufrimiento de los animales. Se dijo que se hablaría de otros festejos taurinos en la misma votación y se pospuso, creo recordar que porque era más complejo (¿¿???), aunque quizá me aquivoque yo con el motivo. El caso es que se ha votado sobre otros festejos taurinos y se los ha protegido (claro, en los otros festejos el toro no acaba muriendo, quizá le den una copa y un puro cuando termine, no sé).
Cuando hablo de coherencia, me refiero a que hay dos partidos políticos que han votado en el mismo sentido en los dos casos, y el resto, pues habrá de todo, pero al final hay unos cuantos que no han votado, claramente, en defensa de los animales cuando, supuestamente en el caso anterior sí lo hicieron y finalmente es la forma de maltrato animal la que han elegido como correcta para sus representados.
Lo siento, no estoy hablando en contra de los catalanes, ni en contra de los que defienden a los animales, ni de los que quieren ir a ver una corrida de toros, o un embolao, ni de los toreros. Hablo en contra de que los políticos sigan utilizando las ilusiones y esperanzas de la gente que les vota para conseguir fines políticos, que nada tienen que ver con el bienestar, de ningún tipo, de la mayoría de las personas.
Creo, sinceramente, que tenemos que pensar muy bien a quien le damos nuestro voto, por que de eso dependen cautro años inmediatos de nuestra  vida (y creo que la vida de cada uno es importante) y en muchos casos las consecuencias se extienden, para bien o para mal, en un periodo muy largo de tiempo, y a veces, son irremediables.
Agradezco todas las aportaciones constructivas (toda opinión a favor o en contra hace pensar, siempre que se haga con respeto) que cualquiera pueda brindar.

2 comentarios:

  1. .

    Bueno... En realidad se habla mucho del blindaje y la protección de los bous, aunque esas palabras tan fuertes en realidad solo se usan en el debate público. La ley, en realidad, solo ha normalizado (de norma) las prácticas por las que se rijen unas fiestas. El blindaje, legalmente, no es posible, por lo que no debería tener cabida semejante término en los debates. Su empleo solo puede entenderse desde el ánimo de crear confusión.

    La prohibición de los toros fue, como bien apuntas, en respuesta a una petición popular. No creo que se le pueda echar en cara a los políticos que no tengan sensibilidad hacia los animales, no al menos como políticos (como personas ya sería otra cosa). Su trabajo es responder a las necesidades e incluso las inquietudes de los ciudadanos. Si en tal caso su acción coincidió con lo último, hicieron bien su trabajo. Lógicamente, es una falta de coherencia no prohibir, asimismo, los correbous (ojo, no su blindaje, pues tal cosa no existe). Puede suponerse que entendieron (yo creo que mal) que respondía a una incoherencia que provenía de los ciudadanos. Su trabajo, repito, es gobernar en forma tal que satisfazgan lo que desean cuantos más ciudadanos mejor. La forma de calibrar o puntuar su trabajo, por decirlo de algún modo, son los votos. No podemos echarles en cara que trabajen en busca de votos; forma parte de su trabajo. Sería como echar en cara que un ganadero no busque el fin del hambre sino el lucro. Es absurdo. En cualquier caso, yo, que hubiera preferido también la prohibición de la tortura en general, sin clasificaciones ni excepciones, no me identifico con tal ley. No me queda más remedio que acatar la ley, que no diré respetarla en tanto en cuanto su aplicación se me antoja inmoral, pero confío en que con el tiempo todo el asunto evolucione hasta la erradicación de cualquier práctica que implique crueldad hacia los animales.

    Hasta entonces, como ya sabes, no me identifico con ésta y seguiré luchando por modificarla. Ya hemos visto que tal lucha puede llegar a servir de algo (sin ella no se hubiera llegado a la prohibición de las corridas) absteniéndome de criticar a los políticos por hacer su trabajo. Los criticaré por inmorales, por supuesto, pero no se puede argumentar en contra de un profesional que haga su trabajo. Y si parte de éste es rascar votos, mejor o peor, ésto último no es esgrimible como argumento.

    Un beso :*

    .

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  2. Ves, aunque diferimos en cuanto a las formas de "rascar votos" en esencia no pensamos tan diferente, aunque yo no defienda de una forma tan clara los derechos de los animales (me considero omnívora, luego los como, así que no puedo criticar según qué cosas.
    Pero sigo pensando que los políticos deberían ser más consecuentes con lo que dicen, por que les votamos (unos)y les pagamos (todos los que pagamos impuestos) por ese trabajo que creemos van a hacer (la empresa privada es privada y el capital invertido es privado y allá ellos cómo lo aumentan, mientras sigan unas normas, de las que habría que hablar también, claro).

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