lunes, 10 de septiembre de 2012

El tiempo hace que te acostumbres, no que olvides.

Hoy hace quince años que no estás aquí. Y sigo echándote de menos.
Siempre que hay algo que me cuesta algo pienso en que te llamaría para pedirte consejo, pero tengo una idea muy clara de lo que me dirías, así que, sobretodo, echo de menos tu voz.
Pienso muy a menudo en las cosas que no pudiste ver, en las personas que no pudiste conocer; con lo que te gustaban las personas...
Ultimamente pienso mucho en todas las cosas que te habrían gustado de estos tiempos. Las cosas han cambiado mucho y te habría encantado. Recuerdo cuando me enseñaste tu primera enciclopedia para el ordenador y me dijiste que con el tiempo todos los libros podrían hacerse así y leerse en la pantalla y yo te dije que los libros nunca dejarían de editarse en papel (tú, por entonces, ya tenías problemas de espacio).
Si tu espíritu escogiera un sitio para vagar, sería, seguramente, la red.
Te echo de menos, papá.

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